domingo, 2 de noviembre de 2008

Rima XXIV

Dos rojas lenguas de fuego

que a un mismo tronco enlazadas

se aproximan y, al besarse,

forman una sola llama.


Dos notas que del laúd

a un tiempo la mano arranca,

y en el espacio se encuentran

y armoniosas se abrazan.


Dos olas que vienen juntas

a morir sobre una playa

y que al romper se coronan

con un penacho de plata.


Dos jirones de vapor

que del lago se levantan

y, al juntarse allá en el cielo,

forman una nube blanca.


Dos ideas que al par brotan;

dos besos que a un tiempo estallan,

dos ecos que se confunden;

eso son nuestras dos almas.

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